La visión de los bebés es un asunto que requiere de mucha atención y cuidado de parte de sus padres porque una óptima salud visual acompañada de alimentación y buenos hábitos determinará su bienestar en los próximos años.
Para ver lo bueno de la vida no hace falta que pase el tiempo, es importante que los padres de los niños tomen conciencia de la responsabilidad de su papel en la salud visual de ellos, por eso hay que estar siempre muy atentos, consultar con especialistas y no realizar tradicionales ‘curas’ cuando las cosas no parecen normales.
Recién nacidos
Al nacer, un bebé no puede ver como lo hacemos los mayores, ellos logran diferenciar algunas formas y sombras, pero a poco a poco su visión se va desarrollando, y al llegar al primer año de vida esta alcanza un nivel adecuado para reconocer rostros y diferenciar objetos con facilidad.
En este tiempo el recién nacido se encuentra en un periodo de adaptación a la luz, algo nuevo para él, pues cuando estaba en el vientre de su mamá no lograba estar en contacto directo con la luz.
Al cabo de unas semanas se desarrollan sus retinas y sus pupilas se agrandan y las formas grandes y los colores brillantes llaman mucho su atención.
3 y 4 meses
Los bebés deben lograr enfocar la vista sobre objetos pequeños y reconocer la diferencia entre los colores, en especial entre el rojo y el verde.
En este tiempo los bebés se sienten motivados por seguir los objetos en movimiento. Sus ojos parecerán bizcos, pero esta condición se corrige por sí solo, pero de permanecer debe llevarse a un especialista.
4 meses
Los bebés deben estar trabajando en lo que se llama visión binocular, que es el desarrollo de la percepción de la profundidad.
Los bebés logran reconocer el rostro de sus padres o de un pariente y les sonríe, esto indica que ya reconoce quiénes son sus personas más cercanas.
12 meses
Es aquí cuando los niños alcanzan los niveles normales de visión y siguen descubriendo y diferenciando lo que tienen a su alrededor, por eso gustan de tocar y agarrar objetos, teniendo en cuenta esto es importante que no existan objetos que puedan representar peligro a su alrededor.
Los niños desarrollan la visión a su propio ritmo, pero existe un patrón general, por eso es clave que en cada control los ojos del bebé sean revisados por el médico y después del año de vida se realicen controles oftalmológicos frecuentes que permitan hacer un seguimiento a su visión y tratar cualquier anomalía que se presente.
Estar siempre atentos a:
Que los niños giren los ojos hacia adentro o hacia afuera o que tengan retrasos en el seguimiento de objetos en movimiento.
Realice con especialistas los exámenes oftalmológicos para hacer seguimiento a la salud de su visión.
Pregunte al pediatra sobre las actividades y ejercicios ideales para que el niño desarrolle su visión sana y correctamente.
Bríndele la mejor alimentación, un ambiente seguro y sobre todo, mucho amor y cuidado.